Universales y domésticos, oscuros y luminosos, profundamente femeninos, son los versos de éste, el primer libro de Carolina Riccio: “El lugar de la Herida”.Y el lugar de la herida es, por supuesto, todo el cuerpo, todo el pasado, el presente y el futuro, que es un cuerpo. Y el cuerpo, si está abierto en un mundo tan hostil, en un universo tan crudamente masculino, recibe todo estímulo como herida, lo que equivale a decir que casi todo lo bueno y lo malo lo lastima.

La herida es, en este libro, la vida misma. Por lo tanto, no es algo a priori negativo. Es lo que es, el estímulo y la respuesta a ese estímulo de alguien sensible. A veces, el vacío o la oscuridad radica en devolver una flor a los azotes del destino.

El lugar de la herida es, entonces, una pulsión de vida. Un lugar de luz, el refugio de la fría oscuridad del universo.

Festejo el libro ya que lo disfruté mucho, y agradezco a Carolina Riccio haberse esforzado en este trabajo.

Pablo Ramos